jueves, 16 de junio de 2011

Enfermedades del Olivo: Repilo

El repilo es una enfermedad producida por el hongo Cycloconium oleaginum y está considerada como la micosis del olivo más extendida en todas las regiones de España y en la mayoría de los países olivareros. La consecuencia más importante la constituye la intensa defoliación del arbolado, con el consiguiente debilitamiento y la disminución de la productividad.
Apariencia del Repilo (Foto: P.Alonso)
El síntoma más característico es la aparición en el haz de la hoja de unas manchas circulares de tamaño variable y coloración llamativa. Inicialmente estas lesiones son de color oscuro, pero al poco tiempo se rodean de un halo amarillento y la zona central de la mancha toma una tonalidad también amarilla. Posteriormente vuelve a oscurecerse, al desarrollarse sobre ella las conidias del hongo.
Como consecuencia de estas lesiones, se produce una caída importante de hojas, lo cual se aprecia claramente en el arbolado y, sobre todo, en las ramas bajas, que son las más afectadas por la enfermedad y que pueden quedar totalmente defoliadas. Cuando la lesión está localizada en la zona peduncular del fruto, lo cual no es muy frecuente, éste cae prematuramente, acompañado de un trozo de pedúnculo.
Los periodos más frecuentes de infección son septiembre - noviembre y febrero - abril.
El ciclo evolutivo del repilo tiene cuatro fases bien diferenciadas:                                                
  • Germinación. Necesita agua libre sobre la conidia y sobre la zona de penetración en el tejido receptor y temperaturas comprendidas entre 8 y 24º C.
  • Infección. Después de la penetración se desarrollan los micelios del hongo.
  • Esporulación. La constituye la aparición en el exterior de la hoja de las conidias, que propagarán la enfermedad.
  • Diseminación. Las conidias se dispersan casi exclusivamente por la lluvia, de aquí que las excesivas infecciones tengan lugar preferentemente en sentido descendente en el árbol y que las zonas bajas sean las más afectadas.
Dada la gran importancia que tiene la elevada humedad ambiental y el agua libre en el desarrollo de la enfermedad, son recomendables aquellas medidas culturales que favorecen la aireación y reduzcan la condensación, como son las podas que eviten copas densas y muy pobladas. En zonas endémicas es recomendable la elección de las variedades menos susceptibles a la infección: Acebuche, Zorzaleña, Lechín, Picual, Hojiblanca, Manzanilla, Gordal, Cornicabra.
Tratamientos
Los momentos óptimos de tratamiento corresponden a los dos periodos clásicos del final del verano o principios de otoño y de final de invierno.
En variedades sensibles o zonas endémicas, con infecciones de repilo en verano elevado (más del 30-40% de hojas infectadas), es necesario tratar antes que se produzcan lluvias de final de verano o inicio de otoño y repetir este tratamiento en la primavera siguiente.
Si la infección de verano fuera baja (menos del 10% de hojas afectadas), el tratamiento puede demorarse hasta la aparición de nuevas manchas esporuladas en las hojas y con sólo esta aplicación suele ser suficiente para prevenir la enfermedad.
Entre los Productos fungicidas empleados como Tratamiento Preventivo están : Caldo Bordelés, Oxicloruro de Cobre (50% Cu), Oxicloruro de Cobre (37,5%) y Zineb (15%) , Oxido cuproso (50% Cu), Captan, Captafol, Ziram, Benomilo, etc.  
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